El bestiario de las bestias
[Alboroto en el interior.]
- Mouchos, coruxas, sapos e bruxas; demos, trasnos e diaños.
- No. Eso es para las queimadas.
- Pero es un conjuro para ahuyentar a las brujas y los malos espíritus. ¡Algo hará!
- No, no sirve. Además, necesitaríamos algún aguardiente de alta graduación. Y ya no queda en el bar.
- ¿Quién se lo ha bebido todo? ¿Algún diputado?
- No. Es que no tenemos aguardiente. Después del 81, del Golpe, del intento, del tejerazo, bueno, ya sabes. El caso es que es que se quitó del bar.
- ¿Y eso?
- Durante el tejerazo, algunos diputados se escondieron en el bar. Les temblaba tanto las piernas que fueron incapaces de saltar por la ventana y claro, tuvieron que esconderse detrás de la barra. Un escondite no muy bueno. Los civiles pronto llegaron y, tomándoles por los peores bármanes del mundo, se pusieron a beber todos juntos.
- Al menos no les dieron el paseíllo.
- Peor. Después de tres copas orujo, algunas de sus señorías se envalentonaron tanto que fueron los civiles quienes acabaron huyendo por la ventana.
- ¡Qué imagen!