Diario de campaña: saliendo del bucle



Tras el debate más raro de la corta historia de los debates electorales españoles, arranca una campaña electoral más parecida a un bucle que a una auténtica confrontación política. Con la persistente idea que pronostica de la repetición de resultados de 2015 (para qué tanto despliegue), los partidos se empeñan en su danesaición, esto es, mostrarse como los más atractivos a la hora de ligar una coalición o un acuerdo de gobierno. Solo la concentración de fuerzas en el ala izquierda, con la inteligente (y lógica) apuesta de Unidos Podemos, ha introducido un elemento distorsionante en la que podría haber sido la campaña más anodina de los últimos tiempos. 

El sorpasso demóscopico ha trastocado el 'orden natural' del sistema de partidos. El gobierno ya no forma parte del turnismo entre populares y socialistas. Por primera vez en muchos años, un nuevo actor aparece como la primera opción en la izquierda, arrebatando al PSOE la iniciativa en la formación de gobierno y condenándole a ser comparsa de un pacto en el que fracasó hace solo un par de meses. Desde el punto de vista de la comunicación política, este hecho se muestra especialmente interesante pues se activa, una vez más, la famosa pinza con la que el Partido Popular de José María Aznar y la Izquierda Unida de Julio Anguita trataron de marginar al PSOE. Claro que de esto ya casi nadie se acuerda... viva la polarización y los groupies


Socialistas o comunistas, debate ideológico entre las fuerzas de la izquierda al que no han invitado a los populares, que deben respirar aliviados por escapar de un terreno poco propicio (los debates ideológicos) y permitirles centrar su campaña en las políticas de gobierno y, por supuesto, en los datos de empleo. Gobernar es una ventaja competitiva que ningún partido ha disfrutado en los últimos años por culpa de una crisis que la había convertido en todo un demérito. El PP, con su campaña positiva, no dejará de intentarlo, aunque los elementos negativos que lleva asociados a su imagen de marca pesen demasiado. 

Ciudadanos, que fue el único partido que se tomó en serio esto de pactar, podría perder, ante una eventual mayoría de izquierdas, su ventaja negociadora, observando cómo se alejan de una posición estratégica que, es posible, también haya sido su principal condena. Con un electorado dubitativo, muchos son los que piensan más en quién no quieren de presidente del gobierno que a quien votar. Algo característico de las segundas vueltas... todo un mérito en un sistema parlamentario que parece haber olvidado, al menos por el momento, qué hicieron los partidos durante ese impasse llamado XI Legislatura. 

Empieza la campaña y llegan los primeros mítines y actos. Reciclar eslóganes, mejorar ofertas, afinar las estrategias negativas, volver a ganar las elecciones de las redes sociales… Sin duda, uno de los momentos más interesantes se vivirá el próximo domingo, con un debate económico que debería centrar gran parte del desarrollo de la campaña. Sin embargo, no hay que engañarse. Tanto este debate como el del #13J están tan lejos del momento de la votación que ya lo habremos olvidado todo… menos mal que vivimos en un bucle y alguien nos lo recordará. Maldita hemeroteca.


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