Diario de campaña: el Brexit
Brexit: ingenioso juego de palabras inspirado el término Grexit, que a su vez se empleada cuando media Europa pensaba que Grecia abandonaría la Unión Europea… perdón, sería expulsada. Las palabras son importantes y no es lo mismo que estés tomándote la última en un bar y te inviten a marcharte encendiéndote la luz, a que tú te marches porque no hay nada que más que rascar… El caso es que Cameron se vino arriba con esto de los referéndum y Reino Unido decidió (ni que fueran adivinos) quitar protagonismo a los comicios españoles con su propio proceso para decidir si se toman otra en la UE o ya acaban de emborracharse solos en casa.
Generalmente, salvo asuntos verdaderamente graves como la intervención española de Irak, la política internacional no tiene mucho rendimiento en términos discursivos y de comunicación política. Tradicionalmente, este área ha sido un valence issues, un tema de consenso, en el que ha estado claro que España miraba hacia Europa y procuraba una relación preferencial con América Latina… con la única fricción entre los distintos partidos por fijar la intensidad de la mirada con la que había que mirar al otro lado del Atlántico.
En realidad, el Brexit, suceda o no, tiene poca importancia para la campaña electoral española (que no para España en sí). De hecho, con los refugiados sirios prácticamente desaparecidos del panorama mediático y partidista (aunque en realidad, por lo general, se trata más como una cuestión de seguridad que del ámbito internacional), hay poco espacio para todo aquello que no sea discutir sobre los asuntos patrios. Pero claro, en medio de su campaña por la permanencia, David Cameron decide visitar Gibraltar. Es decir, comete pecado mortal! Nada más y nada menos que visita ese territorio orgullo patrio de la pérdida (nada hay para el nacionalismo como un trauma) cuya paternidad reclamamos siempre que podemos.
Aunque finalmente el mitin de Cameron ha sido suspendido debido al asesinato de Jo Cox, el Brexit ha entrado en campaña circunstancialmente para, nuevamente, reafirmar la poca importancia que la política internacional tiene para los españoles durante la campaña electoral (salvo las menciones anteriores). Rápidamente, el Secretario de Estado para la Unión Europea ha ofrecido consenso a los partidos políticos para, llegado el caso, fijar la posición de España ante la eventual salida de Reino Unido de la UE. Algo lógico por la propia naturaleza del asunto, por el momento electoral y porque lo que realmente nos interesa discutir (o indignarnos) es que Gibraltar sigue siendo una colonia dependiente de la Pérfida Albión.
Gibraltar... español! Malvinas... argentinas! Y otros tantos cánticos que se repiten cíclicamente y acríticamente como una letanía difícil de olvidar. Tanto que hasta Pablo Iglesias las ha repetido sin dudarlo demasiado… conceptos como soberanía y patria trascienden en el enfoque transversal que la nueva política pretende formular, aun sin demasiada claridad. Probablemente porque es más sencillo en tiempos de campaña alinearse con la mayoría que entrar en un viejo debate que necesita una actualización. No obstante, siempre queda la posibilidad de que en Podemos, en el fondo, también contemplen ensimismados como la diosa Hispania, adornada con una corona murada, hunde sus pies en Gibraltar. Puro simbolismo al servicio de la construcción de la unidad nacional en una peseta en la que esa misma diosa se recuesta plácidamente sobre los Pirineos.
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