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Reductio ad Hitlerum, Adolfo el demócrata

Hitler fabricaba Volkswagen, todo el que conduce un Volkswagen es un nazi. 
A Hitler le gustaba la naturaleza, los ecologistas son unos nazis
#yasítodo 

Adolf Hitler votando en las elecciones de julio de 1933.
Para muchos, lo más importante en el combate político, casi en cualquier tipo de combate, es poder arrojar un puñado de arena a los ojos del adversario y así, de este modo, tomar una ventaja que permita ganar la batalla. Puede que el Coliseo no aplauda la victoria sin gloria, pero la sangre derramada no será la propia sino la del rival. Este es el caso de la reductio ad Hitlerum, padre, madre y cura del bautizo de una coletilla recurrente: «Hitler también llegó al poder después de ganar unas elecciones». Cierto es que Adolfo, Fito para los colegas genocidas, ganó unas elecciones, las de 1933, y que repitió triunfo en las plebiscitarias de 1934, pero también lo es que ambos casos (especialmente en el segundo) el necesario carácter democrático brillaba por su ausencia.