Rajoy no se bañó en Palomares
Enero de 1966, un bombardero B-52 y un avión KC-135 de reaprovisionamiento (ambos estadounidenses) colisionan a 10.000 metros en el espacio aéreo de la costa almeriense. Un error en la maniobra de acoplamiento cuando el bombardero se disponía a repostar provocó la caída de ambas aeronaves. El B-52 precipitó su carga al vacío, cuatro bombas termonucleares Mark 28 (con una potencia de 1,5 megatones). Una de ellas cayó con paracaídas junto al río Almazora sin hacer explosión. Otras dos cayeron sin paracaídas en tierra, en un solar cercano al pueblo, explosionando pero sin detonar el material nuclear. La cuarta cayó en el mar y se perdió el rastro.