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Sistema electoral de Alemania



La configuración del sistema electoral alemán hereda, como en muchos otros casos, los miedos y deudas del pasado. El fracaso de la República de Weimar y el ascenso del nazismo se atribuye a la combinación de un sistema partidista fragmentado que permitió copar el poder al NSDAP (generado por un sistema electoral altamente representativo y con un método de reparto de difícil aplicación) y a los poderes que el artículo 48 otorgaba al Presidente de la República. La RFA y la Alemania reunificada atacaron estos dos problemas: fortalecieron la figura del Canciller y ‘desvistieron’ la del Presidente de la República; y configuraron un sistema electoral que procurase una elevada representatividad en la que la cooperación entre distintas fuerzas políticas fuese la nota más característica del sistema de partidos resultante (los gobiernos de coalición son la fórmula habitual) además de favorecer el establecimiento una relación más cercana entre los ciudadanos y sus representantes políticos. Con esta intención se opta, para el Bundestag, por un sistema proporcional personalizado en el que se combina una fórmula mayoritaria para la mitad de los escaños (circunscripciones uninominales) y un reparto proporcional para el resto.