Ha estallado la guerra. Apaga la tele, enciende la BBC




Televisivamente hay dos grandes generaciones en lo que tiene que ver con la cobertura de los conflictos armados. Aquellos que han vivido la lenta evolución en la emisión de crónicas más o menos controladas institucionalmente hasta el relato de hechos algo más próximos a la realidad, y aquellos que llegaron con las pantallas verdes en las que se podía ver en tiempo real los bombardeos estadounidenses en la Guerra del Golfo Pérsico. No obstante cabría destacar una tercera, aquella a la que cuando empezó la guerra se le cortó la emisión por innecesaria.

La BBC (British Broadcasting Corporation) emitía desde el año 1922 en su versión radiofónica, pero no fue hasta el final de esa década cuando se lanzó a la aventura televisiva con las primeras pruebas de emisión. Sin embargo, habría que esperar hasta octubre de 1936 para el inicio de las emisiones oficiales desde los estudios del Alexandra Palace de Londres. Inauguración que contó con una escasa audiencia pues poco más de 400 personas disponían de televisor y, lo más importante, estaban dentro del radio de la señal que solo alcanzaba unos 40 kilómetros (en los primeros años la audiencia total no superaría los 20.000 espectadores). Así, de este modo, dio comienzo la primera programación diaria de un canal de televisión. Incluyendo en su parrilla inaugural un concierto de música clásica con un repertorio elegido para la ocasión y un buen número de discursos, entre ellos el pronunciado por Jorge VI en su entronización. Los británicos se adelantaban de este modo a estadounidenses, franceses y alemanes en el lanzamiento de una cadena de televisión con emisiones regulares.

Poco duró la experiencia pese a los primeros éxitos conseguidos. La televisión caminaba en pañales cuando la Segunda Guerra Mundial estalló. El desarrollo de este nuevo medio tenía un muy limitado impacto en la ciudadanía y requería una gran inversión para su desarrollo e implantación. Es por ello por lo que los responsables de la BBC decidieron suspender la emisión el 1 de septiembre de 1939 (tras confirmar la invasión alemana de Polonia), a la espera de mejores tiempos para los experimentos televisivos. Se emitía, en esos momentos, un corto de animación protagonizado por Mickey Mouse.

La radio, la BBC Radio, fue el medio de comunicación británico elegido para mantener lo que se conoce como “el frente interno”. Aunque nunca renunció a su carácter informativo, convirtiéndose en el referente de los aliados gracias a su amplia capacidad de emisión basada en una extensa red de repetidores, se puso al servicio de la propaganda institucional aún conservando su acreditada independencia. Un medio con una enorme capacidad propagandística dada su extensión en una sociedad que cumplía con la premisa de Marshall McLuhan y que hacía buena la máxima del propio Hitler: “la radio es un arma terrible en manos de quienes sepan hacer uso de ella”. Sin duda en el frente alemán su ministro de propaganda supo manejar su Volksempfänger maximizando su capacidad propagandística. Pero no fue menos el empleo de este medio por los británicos. El gobierno se empeñó en la producción y distribución de un receptor económico (el Utility Radio) al tiempo que la BBC diseñó una programación de apoyo a los intereses de los aliados (siempre al servicio del Imperio). Contando con la colaboración de algunos de los más distinguidos escritores de su época y organizando una serie de espacios para la contrapropaganda. Especial mención tienen los realizados en francés para contrarrestar la propaganda que en la Francia ocupada (más bien en custodia compartida) difundía la Alemania nazi y el Régimen de Vichy.

Pero la emisora no se limitó a tareas de contapropaganda para intentar ganar la guerra en la retaguardia. La BBC participó activamente en el frente de batalla como medio de transmisión de mensajes cifrados a la Resistencia. En estas historias de espías propias de Garbo tuvo una gran importancia la emisión del 1 de junio de 1944 en el que la clave, un poema de Verlaine, indicaba el comienzo de la Operación Overlord (el desembarco de Normandia). Así, tal día, se leyó el primer verso, “Les sanglots longs des violons de l'automne" (Los largos sollozos de los violines de otoño), de la obra Chanson d'automne (Canción de otoño). Mensaje que indicaba que el desembarco se realizaría en menos de una semana.

El 5 de junio, sólo cuatro días después, se ordenó la lectura de un segundo verso de Verlaine: "Blessent mon cœur d'une langueur monotone". Mensaje que indicaba que la orden de invasión había sido dada (aunque la palabra clave que empleó el ejército fue “Mickey Mouse”) y que la Resistencia debía culminar los sabotajes preparativos y esperar la llegada de los aliados. Cientos de acciones de sabotaje fueron llevadas a cabo esa noche, destruyendo líneas de comunicación, vías férreas, carreteras… una serie de arreglos que facilitaron el inicio del Día D en la madrugada del 6 de junio de 1944.

Los servicios de inteligencia alemán seguían con atención las emisiones de la BBC conocedores del uso que el gobierno británico hacia del medio. Sin embargo, pese a detectar cientos de mensajes dirigidos a la Resistencia, el Alto Mando alemán desechó los informes que advertían de la señal de aviso del desembarco aliado en suelo continental. Consideraron poco convincente que unos versos de un poeta francés fuesen la clave del anuncio de una operación militar de esa naturaleza.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial la BBC en su versión televisiva reinició sus trasmisiones el 7 de junio de 1946, emitiendo el corto de animación de Disney con el que había suspendido su programación*: Mickey’s Gala Premiere (producido en 1933). La televisión había regresado para quedarse. Ninguna emisora volvió a interrumpir, voluntariamente, su programación en tiempos de guerra.

   

* Fuente: Abramson, Albert (1995) Zworykin, Pioneer of Television. Chicago: University of Illinois Press.

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