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Jorge V |
24 de diciembre. Nochebuena y noche de discursos de Jefes de Estado. El origen de este tipo de mensajes cumple con las clásicas funciones propagandísticas de la comunicación institucional. La creación y extensión de una imagen paternalista de un monarca o presidente que cuida de sus ciudadanos como si de un padre se tratase. Felicitando, pidiendo coraje, anunciando malos tiempos, solicitando ejemplo, agradeciendo los esfuerzos realizados… todo ello siempre bajo la ejemplar imagen de quién pronuncia el speech. Mensajes que tienen un innegable sentido integrador de la comunidad a la que se habla. Más allá de si quien lo pronuncia es un monarca o un presidente electo, se dirigen a un conjunto de ciudadanos al que se trata como si fuese solo uno. Una conversación de dos personas gracias a la facilidad que ofrecen los medios técnicos. Medios que han permitido desde hace casi un siglo entrar en la sala de estar de los hogares sin pedir permiso, ofreciendo familiaridad a una figura tan lejana y, sin embargo, tan conocida.